Se asoció con el competidor, malgastó su tiempo en esa alianza y casi quiebra

Pensó que había encontrado el socio perfecto, pero, a los dos años de “la alianza de su vida”, casi lo pierde todo. Se unió con un competidor y no vio venir los problemas. Pese a tener intuiciones, no supo escuchar “esa corazonada interior” de que algo funcionaba mal. ¡Lo que empezó como un negocio, casi termina siendo la pesadilla de su vida!

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En esta entrevista de Gonzalo Otálora – consultor especializado en Storytelling y Pitch – para su programa “Historias que Inspiran”: Capítulo: 3 errores, 3 lecciones”, Natalia Druziuk cuenta los errores que cometió por confiar en su socio ciegamente y las grandes enseñanzas que le dejaron esos “cachetazos de la vida”, como ella los llama.

Natalia Druziuk empezó desde chica a enseñar inglés. A los 18 años abrió un Instituto de idiomas y al poco tiempo comenzó a llenarse de alumnos y de familias. De hecho, tuvo que empezar a decir “No” porque no daba a vasto con la demanda de gente que le consultaba por los cursos.

Hoy la Red de Instituto Neone ofrece cursos de 18 tipos idiomas -en forma presencial y virtual- y van desde inglés, italiano, portugués hasta lengua de señas, entre otros. Cuenta con 100 franquicias distribuidas en Argentina, en Uruguay y en Paraguay.

“Me costó mucho encontrar profesores hasta que una joven vino, dejó su currículum y yo me puse muy feliz porque era el único currículum que había recibido. Recuerdo que me dijo: vengo a trabajar para esta empresa en busca de una oportunidad, por mi edad y mi falta de experiencia nadie me toma…. Y así fue el comienzo de Neone”, recuerda la emprendedora.

Gracias al “boca a boca” la emprendedora pudo conseguir docentes y sumar más oferta académica… Hasta que, pasó lo que pasó.

Primer error: “Me asocié con mi competidor, delegué las ventas de los cursos, me dejé llevar por promesas y casi quiebro”

Tenía 50 franquicias, un crecimiento genuino y un día le llegó un mensaje bastante particular que casi le cambia la vida. Natalia venía de una época, en que los franquiciados estaban muy felices de trabajar con ella, tenía multi-franquiciados contentos con la marca. De hecho, se empezó a correr la noticia de que había un Instituto que estaba creciendo y aparentemente a la competencia no le gustó la aparición de Neone en la misma zona, donde ellos tenían una sede.

“Un día competidor me llama para tener una reunión y yo fui muy asustada. Me reúno y ahí empiezan a interrogarme de por qué yo tenía sedes donde ellos tenían. Bueno realmente era casualidad creo yo y nos estábamos expandiendo… hasta que se le ocurrió la maravillosa idea de decir: ¿por qué no nos juntamos y hacemos algo muy grande en Argentina y en el exterior?”, cuenta.

“Firmé el contrato y estoy totalmente arrepentida”

Natalia dijo que sí. Luego, firmó un contrato.

“Yo sentía que era una empresa super grande y yo era chiquita. Entonces, tenía que estar para estas exigencias e hice todo lo que estuvo a mi alcance. El tipo de contrato también estuvo mal porque…si tenían ellos una franquicia, por ejemplo, una sede en Formosa Capital, yo no podía estar con Neone en esa zona, entonces sin querer o tal vez queriendo porque, tal vez, pueda haber sido esa la causa, me bloquearon en todo el país. No podía tener franquicias de Neone reales”

Lo único que tenía bajo control la emprendedora era dar las clases. Todo lo que era financiero, MKT, ventas no podía intervenir en nada.

¿Cuánto tiempo te llevó a romper ese contrato?, pregunta Gonzalo, a lo que Natalia responde:

“Me llevó dos años muy duros, tuvimos que hacer la salida con abogados y recién este mes puedo decir soy libre. En lo personal, tuve que buscar a un psicólogo para acompañar este proceso” …hasta los franquiciados reclamaban en forma directa, diciéndome Natalia te tenés que fijar quiénes te servimos y eso fue duro”, manifiesta.

Aprendizaje: Seguir “mi intuición” antes de asociarme y leer muy bien el contrato antes de firmarlo.

La nota completa la pueden encontrar en este link > MIRAR

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