Marcelo y Daniel comenzaron arreglando ventiladores en una casa prestada. En cada crisis, ellos se las ingeniaron para crecer. Cómo lograron que ELECTRICIDAD DER pase de una habitación a 4000 metros cuadrados. Fuimos hasta Santa Fé a contar su historia.
MIRA EL DOCUMENTAL DE ELECTRICIDAD DER ↓
ELECTRICIDAD DER nació en el seno de una familia trabajadora y fue Daniel quien dio los primeros pasos del negocio. Mientras estudiaba en la escuela técnica, se armó un pequeño taller en el fondo de su casa donde arreglaba todo tipo de electrodomésticos. En ocasiones, y motivado por su curiosidad, Marcelo se sumaba a ayudar y juntos cumplían con todos los pedidos de los vecinos de la zona.
“Eso fue un gran aprendizaje. A veces hacíamos cortocircuito y explotaba todo pero eso era lo lindo de la profesión. Además era una changuita que nos permitía ganar plata para las salidas de los fines de semana”.
Una vez que Daniel terminó los estudios, empezó a trabajar en un club de barrio en la parte de mantenimiento eléctrico pero fue en una charla de mate con sus abuelos que surgió la posibilidad de montar su propio negocio. Ellos le prestaron una casa donde mudó su taller y armó un local de venta. Allí pasaba horas reparando desde su salida del club hasta entrada la noche.
LA GRAN OPORTUNIDAD
Los primeros dos años fueron flojos para el nuevo emprendimiento. Sin embargo el tercero llegó con mucho más trabajo. “Estábamos desbordados porque hacíamos un trabajo de calidad y nos recomendaban mucho a través del boca en boca. Hubo un verano que nos quedábamos reparando todos los días hasta pasadas las 12 de la noche”.
El fuerte de los hermanos era la reparación de ventiladores y su diferencial era el tiempo en el que lo hacían. Le ofrecían al cliente un compromiso de entrega y una velocidad que ningún otro profesional podía cumplir.
“En una temporada empezamos a pintar los ventiladores y quedaban como nuevos. Una vez un cliente que era gerente de una empresa me aseguraba que no era el mismo que me había entregado y cuando le dije que me tomé el atrevimiento de limpiarlo, no podía creerlo. Me dio como 40 ventiladores más para reparar y poner a punto”.
CRECIMIENTO Y CAMBIO DE RUMBO
Marcelo y Daniel notaban como su negocio iba superándose y fue entonces que decidieron mudar ELECTRICIDAD DER a una avenida para tener una mayor visibilidad. Además, compraron una Citroneta que funcionaba como un local móvil lleno de repuestos que les permitía solucionar inconvenientes de sus clientes en el momento.
Sin embargo la curva ascendente en su profesión se vería interrumpida en la década del 90. Con la llegada de los productos importados, ya no era rentable reparar los viejos sino que convenía comprar nuevos. Ahí cambió el enfoque de su negocio y los hermanos abandonaron las reparaciones y se dedicaron de lleno a la venta.
ESTAFA Y APRENDIZAJE
Una vez dedicados exclusivamente a la comercialización de productos, se acerca una persona y les ofrece una transacción que representaba el 60% de sus operaciones. No sin un cierto miedo pero conscientes del monto que implicaba decidieron efectuarla.
“Nos habían dado todos buenas referencias y con esa plata queríamos hacer las reformas que teníamos pensadas, pero cuando fuimos a cobrar los cheques fueron rebotados y nos dijeron que el cliente no existía. Fue una amargura muy grande para nosotros y casi que tuvimos que volver a arrancar”.
LAS CONSECUENCIAS DEL CRECIMIENTO
La marca comenzó a hacerse fuerte en la ciudad y la feroz competencia se hizo presente. Los proveedores de Santa fe obligaban a los proveedores de Buenos Aires a que no les vendieran. Entonces Marcelo y Daniel tuvieron que buscar una salida. Asistieron a distintas exposiciones y charlas donde conocieron a los propios dueños de las firmas y así consiguieron la venta directa.
Llegó la crisis del 2001 en Argentina y encontró a ELECTRICIDAD DER sin sobresaltos. “No teníamos deudas y contábamos con un buen capital, entonces decidimos hacer algunas reformas. Empezamos a levantar el público y ya no sólo venía gente de la ciudad sino también gente de toda la provincia e incluso de otras. Crecimos porque nuestros competidores no lo hacían y estaban todos estancados”.
Los hermanos también aprendieron por ese entonces una lección importante: invertir en el negocio. “Hay que saber que si ganamos 10, 2 son nuestros y los otros 8 se vuelcan otra vez en el local. Hay que esperar y con el tiempo todo llega”.
La expansión seguía su curso y llegó el momento de buscar un nuevo local con mayor capacidad pero algo falló. Encontraron un terreno apto para llegar a 4 mil metros cuadrados pero tuvieron un grosero error de cálculos. Lo que pensaron que era 3,2 millones eran en verdad 32 millones. Había una “pequeña” diferencia.
“Se nos cayó la estantería. No nos dimos cuenta de que era inviable ese número. Sin embargo buscamos apoyo en los bancos, lo charlamos mucho y nos decidimos a empezar la obra y terminarla como sea”.
Fueron 3 años de muchos sobresaltos y negociaciones con entidades bancarias y proveedores en un contexto de devaluación y economía inestable hasta que en agosto de 2018 pudieron inaugurar su nuevo espacio. “Ahí vimos el respaldo de todos a nuestros 30 años de crecimiento. Siempre trabajamos para llegar a este lugar”.
En la actualidad ELECTRICIDAD DER cuenta con un amplio showroom de iluminación y un gran stock de materiales eléctricos. Además es una empresa de vanguardia con sala de capacitación para 70 personas, un depósito de 2 pisos, comedor para sus empleados y una terraza verde para la comodidad de quienes trabajan y quienes visitan el local.