Leandro era empleado de Heladería Glace y tenía el sueño de crecer, de tener su propio negocio. De dar un pasito más. Y se animó. Abrió su franquicia y hoy sueña con tener otra. Una historia emocionante donde el esfuerzo y el trabajo es protagonista.
– Gonzalo Otalora: ¿Cómo te transformaste en franquiciado de Helados Glacé?
– Leandro Galliccio: La verdad que fue toda la vida un sacrificio, trabajando como siempre. Inicié trabajando con él (Matías, el dueño), me dio la posibilidad de manejarle una de las sucursales en Ciudad Evita. Después, con mucho esfuerzo, con muchas ganas, pude iniciar la mía.
– Gonzalo: ¿Tu mujer trabajaba con Matías?
– Leandro: Claro, él manejaba la sucursal administrativamente y yo me fui metiendo en el tema. Me empezó a gustar el rubro y fui creciendo, aprendiendo, pude chusmear un poco la fábrica.
– Gonzalo: ¿Es un cambio de vida pasar de ser empleado a ser franquiciado?
– Leandro: Yo en realidad tenía mi trabajo, terminaba y me iba un rato a la heladería. Me fui metiendo en el tema y opté por meterme de lleno.
– Gonzalo: ¿Por qué tomaste esa decisión?
– Leandro: En su momento vi la oportunidad de crecer por ese lado. Fueron muchas cosas, muchos motivos, muchas incentivaciones de parte de Matías mismo, de parte de Natalia, mi señora, que me fui inflando para querer crecer con este proyecto.
– Gonzalo: ¿Este es tu primer emprendimiento?
– Leandro: Sí, lo que es independiente sí.
– Gonzalo: ¿Cómo fue dar ese paso?
– Leandro: Era complicado. Yo en realidad me tiré a la pileta, sabía que había un poco de agua y seguí trabajando, me esforcé. También motivación de mi señora, de Matías que me insistía, me decía que vamos para adelante. Y se dio.
– Gonzalo: ¿Cuáles eran tus dudas?
– Leandro: No dudé nunca, siempre me mentalicé en querer crecer, en querer tener algo en mi vida, en querer llegar a algo, siempre mi meta fue tener mi casa. Yo sabía que trabajando, esforzándome lo iba hacer.
– Gonzalo: ¿Cómo fue el momento cuando tenías tu negocio?
– Leandro: Al principio no me daba cuenta, sinceramente, de lo que habíamos creado porque esto siempre fue en conjunto con Natalia. Después por circunstancias de la vida quedé solo y no bajé los brazos. Mi señora falleció de un paro cardiorrespiratorio durmiendo. Me quedé con los dos chiquitos: el nene tenía dos años y la nena cinco meses. La vida, Dios y la voluntad quisieron que siga adelante. Aprendí a no bajar los brazos, a seguir para adelante, a seguir manteniéndolo tal cual como habíamos iniciado y pasaron cinco años y sigue igual. A medida que fue pasando el tiempo sí me di cuenta de todo lo que había logrado, que durante ese tiempo se mantuvo igual y me sentí orgulloso. Me dio más motivación, supe tenerlo, mantenerlo, como otra gente que se pudo venir a pique.
– Gonzalo: ¿Te imaginás teniendo otra heladería?
– Leandro: Sí, es mi futuro para el 2019 si Dios quiere. Tengo ganas. Lo vengo evaluando hace un tiempo pero siempre lo pienso, dudo. La cuestión mía de la vida es un poco compleja por mis hijos, entonces es como que quiero estar yo. No me da para ceder.
– Gonzalo: ¿Qué fue lo que más aprendiste de tener tu propio negocio?
– Leandro: A ser independiente. Circunstancias de la vida que te llevan a independizarte, a chocar contra la pared y levantarte, darte cuenta de los errores. Eso me ayudó muchísimo. Era muy complicado. Uno lo ve muy fácil de afuera, pero cuando estás en el tema metido es complicado llevarlo.
– Gonzalo: ¿Cuál fue la situación que agradecés haber sido capacitado?
– Leandro: Matías es un muchacho que siempre te está encima, te va marcando los errores y uno aprende. Si uno quiere, lo aprende. Eso ayuda mucho a que todo siga en el rumbo. Siempre inculcándome lo mismo, “tené cuidado con esto o lo otro”. Yo chocaba, me daba cuenta del error y él mismo me lo hacía ver entonces me decía “viste como es el tema” y no volvía a suceder. Fue así: a prueba y error.
– Gonzalo: ¿Qué le recomendás?
– Susana Perrotta (Presidenta Asociación argentina de marcas y franquicias): Él tiene la suficiente experiencia como para tener un segundo punto de venta. Lo más importante es, antes de tomar la decisión, planificar cómo voy a manejar mis tiempos, y cuánto tiempo me requiere cada heladería porque ahí vas a tener que delegar, vas a tener que estar un poco en una, un poco en otra. Antes de tomar la decisión hay que planificar bien, el tiempo, las personas que vas a delegar el manejo de tu negocio.
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