Guillermo dejó un puesto seguro y muy bien remunerado para emprender. Le llevó varios años poder consolidarse y hoy, su sueño, se convirtió en realidad: Código Cerveza, la primer cerveteca del país, crece día a día con su sistema de franquicias.
Su historia de esfuerzo, es el adn de la marca, una franquicia de baja inversión en el marco del boom de las cervezas artesanales. ¿Cómo lo logró?
– Gonzalo: Otalora: ¿Cómo nació la idea?
– Guillermo Poujade: Muchos de los que vivimos en el interior, una vez terminado el secundario hay pocas posibilidades de estudiar en la ciudad. A mí en ese momento me gustaba la música, la publicidad y me fui a Buenos Aires. Empecé la típica historia que se va a estudiar y a trabajar a la Capital: estuve en dos empresas grandes, en un banco Nacional y después, los últimos 10 años de mi carrera corporativa en una multinacional en Estados Unidos; los últimos dos años de trabajar en la multinacional empecé a ver qué hacía de mi vida porqué me sentía incómodo, por un montón de razones que no tenían que ver con la corporación, sino que inquietudes personales. Empecé a buscar guías de negocios, busqué franquicias y detecto una gran falencia en la comercialización de franquicias. A partir de ahí empiezo a pensar y decido crear una marca, sin saber todavía que iba ser de cerveza, que se pudiera franquiciar. Así nace Código Cerveza, por un tema de querer buscar un nuevo camino.
– Gonzalo: ¿Qué viste como innovador en Código Cerveza?
– Guillermo: En el momento que yo empiezo a crear una marca, empiezo a buscar ideas. Empecé a ver, como hasta el día de hoy, que hay muchísimas vinotecas y en el momento empiezo a ver esa gran oferta de vino. Detecté que había poca oferta de cerveza, aunque yo nunca fui un gran tomar de cerveza. Yo me formé en publicidad, hice cursos en marketing entonces estaba con esa incentiva aguda para detectar nichos de mercados. Ahí se me prendió la lamparita y aparece la palabra “cerveteca”; se me aclaró todo el camino cuando detecté el nicho por un lado y por otro, cómo poner esto que no existía.
Hice un año de desarrollo del plan de negocio, más incubación.
– Gonzalo: ¿Cómo imaginaste el modelo de negocio? ¿Es el mismo que está brindando ahora?
– Guillermo: Fue mutando con el correr de los años. Venía de trabajar en el mundo corporativo muchos años y pensé que me las sabía todas, y realmente cuando abrí la primera tienda de Código Cerveza me di cuenta que no sabía absolutamente nada de un montón de cosas, que no te la enseñan en la facultad ni en ningún lado. Se me quemaron todos los libros y ahí es donde uno empieza a hacer el aprendizaje, a entender realmente que cuando uno era empleado era bastante mediocre. Ahí empecé a valorar un montón de cosas de aprendizaje y los empecé a poner en práctica; y por supuesto la propuesta de valor, en el primer momento, era tener una muy buena cantidad de variedad de cerveza que no existía en el mercado, puesta en un solo lugar y al alcance de la mano del cliente, literalmente, porque las tenés exhibidas en góndolas o muebles. Obviamente, con el correr de los años uno va cometiendo muchísimos errores, son más errores que aciertos, y por supuesto fue mutando un montón de cosas, hasta encontrar su ideal. Al principio mi idea original, que sigue haciendo la misma, que es mi gran acierto, es no haberme desenfocado nunca de mi plan: crear una marca que se pueda franquiciar. Retrocedí casilleros, cometí errores, perdí dinero, un montón de cosas, hasta que el día de que ya tengo el camino y la visión un poco más clara.
– Gonzalo: ¿Cuál fue el error más te marcó?
– Guillermo: El primer gran error, y que sigo sosteniendo que es uno de los más grande, es empezar un negocio sin capital de trabajo. Padecí mucho la falta de capital de trabajo y el alto costo de financiamiento. Escuché consejos de gente que ya había hecho su camino y me dijeron: “no empieces si no tenés un respaldo de dinero que te vaya a salvar cuando lo necesites”. Y bueno, tal cual. A los seis meses necesitaba y no tenía. Son cosas que uno aprende en el camino.
Otro gran error que cometí fue abrir una sucursal sin haber estado preparado para hacerlo. Lo hice en Iguazú, y parece un mercado similar a cualquiera y es un abismo de distancia entre cualquier mercado tradicional; ahí también perdí mucho: dinero, energía y confianza, que es una de las cosas que nunca se habla. Aprendí muchísimo pero perdí mucho, también.
– Gonzalo: ¿Cuándo lanzaste la marca como franquicia?
– Guillermo: Si bien tardé bastante por todos los avatares que pasé estos nueve años, recién las primeras franquicias abrieron el año pasado. Mi primera fortaleza como emprendedor fue no haberme desenfocado; las fortalezas de Código Cerveza son varias: tenemos 350 variedades de cervezas, no existe una variedad tan gran en Latinoamérica en un solo lugar; la otra es que trabajamos en ser una marca con ideales muy claros. Somos una marca que está muy asociada a generar cosas que tengan que ver, no solo con el medio ambiente, sino con lo social, y es algo que lo hago de la convicción y por supuesto que en las franquicias se replica eso constantemente. Copiar el modelo de negocio es muy sencillo, pero llevar adelante el ideal de marca es más complejo de lo que uno se puede imaginar. Espero que el día de mañana no solo se venda cerveza, sino que otros productos o servicios.
– Gonzalo: ¿Cómo vendes tu propuesta de negocio?
– Guillermo: Lo primero que te voy a decir es que es un modelo de negocio que trabaja con muy bajo costo de estructura, porque al no ser un bar tenemos mucha ventaja en ese sentido. Si bien no somos un bar, la gente puede consumir adentro del local. La inversión inicial no es muy importante y no necesitas mucho personal. La franquicia opera tranquilamente con el dueño y hasta dos personas, que sería lo ideal. El retorno de inversión llegaría por el año y medio o dos, trabajando y aplicando las condiciones de la marca. Obviamente la propuesta de valor de tener un modelo de negocio innovador y con la variedad de productos que no existen en el mercado.
– Gonzalo: ¿Vos le provees todas las cervezas importadas?
– Guillermo: No, le proveemos pero no le vendemos. Nosotros no somos distribuidores. Lo que hacemos, es abrirle el abanico de proveedores y después lo que se cobra es un feed mensual en base a la facturación. Esa es la otra ventaja, nosotros estamos atado al éxito del franquiciado. A nosotros nos interesa que les vaya bien, no solo por lo económico sino porque la marca crezca en cuanto a su propósito. Obviamente que necesitamos vender cerveza por su rentabilidad. También les damos los mismos beneficios en cuanto a bonificaciones que ya están preestablecidas y acordadas con los proveedores para los franquiciados de la red, y la misma cuenta corriente, que es clave.
– Gonzalo: ¿Cuántas franquicias tenés?
– Guillermo: Tres, más la casa central. Somos cuatro.
– Gonzalo: ¿Qué más podes describir de Código Cerveza?
– Guillermo: Lo que hacemos en materia de responsabilidad es reciclar entre 500 y 600 kilos de latas de aluminio, de cerveza y vidrios, que los volvemos a meter dentro del proceso de comercialización, que se reciclan diferentes productos: de ceniceros, vasos, lo que sea, es parte de la ideal de marca; y después que generamos hace dos años, el primer curso de atención comercial a personas ciegas y eso lo creamos desde código cerveza para atender a cliente ciego, que nosotros tenemos en los locales, para atenderlos correctamente. Es un valor agregado que tiene la marca que muchas empresas no lo tienen o, por lo menos empresas chicas como la nuestra no están mirando eso y a nosotros nos interesa.
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