Comencé mi negocio con 4000 pesos, luego de vender en el tren y ahorrar algún dinero, comencé mi sueño del negocio propio. Así comienza la historia de Eduardo y ELÉCTRICA BUENOS AIRES, hoy una empresa que provee a la industria de la construcción de materiales eléctricos con un servicio de calidad. Su presente es el resultado de un camino de esfuerzo y dedicación que tiene a Eduardo, su dueño, como protagonista. Su futuro de expansión es fruto de la entrega con la que trabajan cada uno de los que forma parte de la empresa día a día.
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LOS INICIOS DE UN EMPRENDIMIENTO
Eduardo se define a sí mismo como un alguien que desde chico tuvo la vocación de vender y las ganas de emprender. Su inquietud y necesidad lo llevaron a lavar autos, vender perfumes en el tren y trabajar en una cochera, entre otras ocupaciones. Hasta que en 2003, y luego de abandonar la carrera de ingeniería, decidió montar su primer comercio con sólo mil dólares en su bolsillo. Era un local de 30 m² que llamó Electricidad León.
“Tenía un capital muy escaso y vivía corriendo para conseguir la mercadería que no tenía. Trabajaba de lunes a lunes, todo el día de corrido. No paraba nunca, apenas comía un sándwich atrás de las estanterías pero por suerte el proyecto empezó a caminar”.
La familia estuvo muy presente en los primeros pasos del local y ayudaban a repartir volantes para dar a conocer el negocio. Eduardo recuerda que hacía cartas de presentación que salía a tirar por debajo de las puertas de posibles futuros clientes e, incluso, enviaba listas de precios por fax.
EL LOCAL CONVERTIDO EN HOGAR
Junto con el crecimiento del local se dio el de sus dos pequeños hijos por lo que era frecuente encontrar a Eduardo cambiándole los pañales a Joaquín entre cliente y cliente. Ya en 2008 y luego de la separación de su mujer, decidió mudarse al local y su vida empezó a transcurrir en su totalidad en esos escasos 30 m². “Dormía abajo del mostrador en una bolsa de dormir. Era complicado pero fue una experiencia buena que me ayudó a valorar más todo lo que tengo. Además me permitía no derivar gastos en un alquiler y poner todo en el negocio”.
La aventura no duró mucho ya que un año más tarde su pequeña empresa dio un salto y sumó un nuevo local donde antes funcionaba una casa de repuestos. Eduardo decidió dividir su negocio en electricidad e Iluminación.
PERDER EL RUMBO
La empresa marchaba bien pero algo hizo que Eduardo se sienta desorientado y pierda el foco de su negocio. Ante el constante crecimiento y el afán por vender más, agregó más productos a su catálogo. Las nuevas ofertas abarcaban cargadores para celular, reproductores de DVD, teclados y otros artículos que poco tenían que ver con su propuesta inicial de negocio.
“En un momento llegó un arquitecto y me pidió 50 rollos de cable y no le pude cumplir. Cuando miré a mi alrededor tenía un montón de mercadería que no vendía y ahí me di cuenta que estaba perdiendo el rumbo. Entonces decidí achicar los 12 mil artículos y volver a lo que sabía hacer que era vender materiales eléctricos y comercializar los productos que hicieron crecer a la empresa. Quería cumplir bien con la demanda de los viejos clientes bajo el lema de mi abuela ‘menos es más’”.
Otra vez encaminado, Eduardo notó que a sus locales le faltaba más espacio y una nueva oportunidad se le presentó ante sus narices. Lo que solía ser un boliche a media cuadra de sus locales cerró sus puertas y a Eduardo se le ocurrieron mil ideas. Esos 1000 m² iban a ser su depósito, showroom y oficinas.
Tras duros trabajo e inversiones para poner el lugar a punto, vino la mudanza y el estreno pero no sin un trago muy amargo. “Era el primer día en el nuevo local, un sábado de lluvia y se inundó todo. Salía una catarata de la puerta del negocio, abrí la puerta y vi la mercadería flotando y las cajas arruinadas. Ver todo eso me desilusionó muchísimo”. Sin embargo, pudo reponerse a la situación y salir adelante con sacrificio como estaba acostumbrado.
APRENDER A SER EMPRESARIO
Estar al mando de ELÉCTRICA BUENOS AIRES fue una enseñanza constante para Eduardo y una de las cosas importantes que aprendió fue saber cómo manejar las relaciones humanas dentro de la empresa.
“Se había armado un club de amigos con los empleados pero era muy difícil marcar los puntos y definir roles para organizar la empresa con profesionalismo. Ahí entendí que son relaciones laborales y había que tomarlas así sin perder lo humano. Hay que buscar lo mejor para el empleado pero sin mezclar los roles”.
Eduardo también aprendió a delegar y a vivir su vida sin esa obsesión por el trabajo que tenía en un principio. “Es muy difícil delegar porque es un hijo y da miedo, pero después te das cuenta que la forma de crecer es delegar bien. A veces, incluso, los empleados hacen las cosas mejor que vos porque le pueden dedicar más tiempo”.
Hoy el andar de ELÉCTRICA BUENOS AIRES es firme y bajo la premisa de que cumplirme al cliente es lo más importante, sigue avanzando hacia un camino de expansión. Su idea es poder llegar a cada rincón del país con franquicias que trabajen con la misma honestidad, transparencia y calidad ellos cada día.
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HISTORIAS QUE INSPIRAN, donde los empresarios PyMEs y emprendedores cuentan cómo lo lograron. Mirá los programas estreno, los Domingos 19.00 hs. por Canal 26 Argentina.
Con la conducción de Mariano Otálora y la producción general y dirección de Gonzalo Otálora