Sabrina estaba estancada. El mercado para el que trabajaba no le daba lugar a las innovaciones que pretendía aplicar a la ropa que diseñaba en la fábrica, junto a su marido.

Cuando cumplió 40 años, Sabrina adoptó a Olivia, una cachorra caniche. Ella y Maia, su hija, salieron a comprar algo de ropa para el primer invierno. Resultó ser que la oferta del mercado era demasiado básica. Entonces, compraron una prenda y Sabrina, rápida de reflejos, se la llevó a la fábrica para desarmarla y estudiarla.

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Con Olivia como modelo, Sabrina rediseñó la prenda y fabricó el primer diseño, propio, para mascotas.

Ya con varias prendas elaboradas, específicamente para Olivia, las amistades de Sabrina le sugirieron usar los recursos que tenía a mano, y emprender. Ella habló con el veterinario de su perra y acordaron la venta de la primera colección de Reyes y Reinas.

Hasta ese momento, el proyecto era casi un juego de fin de semana. Y cuando empezó el verano, Sabrina suspendió la producción.Pero al invierno siguiente, todos los negocios que le habían comprado ropa, la llamaron para pedir la nueva colección de ese año.

Con ese nuevo impulso, Sabrina decidió dedicarse, en serio, a su emprendimiento. Convocó a su hijo para que se ocupara de las ventas y ella se quedó con el rubro de diseño.

Al año, Reyes y Reinas participó en la exposición Puro Diseño, formando parte de una colección llamada Arte Animal que combinaba prendas para las mascotas y sus dueñas.

A partir de ahí el emprendimiento no paró de crecer, y se convirtió en la primera marca en lanzar diseños de ropa para mascotas por temporada.

MIRÁ LA HISTORIA DE REYES & REINAS  ↓


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